Fin de Año.

Carajo. Se me fue otro año. Y una vez más no me tatué, no bajé de peso, no fui mejor hija, no fui mejor hermana, y así... puedo nombrar mil y un cosas que no hice, que no dije, que no fui... Pero, ¡Dah! No importa. Porque, ¿Saben qué? Lo que hice, fue porque quise, lo que dije igual... Me la pasé excelente este año, crecí y maduré. Tuve episodios muy feos, me enfermé y sinfin de cosas... Mis alergias regresaron.

Conocí personas que de uno u otro modo me han dejado algo. Sigo con mi novio, ya llevo exactamente 13 meses con él. Me deshice de todo tipo de red social (léase como facebook y twitter). Sólo tengo:

Last.fm
que realmente está del asco porque hace dos días, en un ataque de no sé qué, lo borré y pues... Bye perfil, bye charts, bye todo... Y este es uno nuevo.

Youtube que de vez en cuando subo videos...

Y bueno, mi blog, que amo (:

Sí, así es. Díganme fenómeno, rara, antisocial si quieren... Pero, ¿Saben qué? Prefiero estar así porque, ¿qué creen? Me enfoco en mi vida y no en la de los demás; y tengo eso precisamente, vida. No me la paso pegada al muro para ver quién tronó a quién o leyendo mensajes de 160 caracteres que a veces son puras pendejadas. Sí, suena a que conozco bien esas dos cosas, sí, no lo niego. Mucho tiempo las usé y causaron problemas en mi relación y en mi vida y mente... [No critiquen, hice a propósito lo de no usar comas]. Pero ahora, estoy completamente rehabilitada y sin ganas de regresar a ellas.

Me distancié de mucha gente, no me arrepiento, por algo las cosas suceden. Me acerqué más a otros, me emborraché dos que tres veces con mis hermanos [cofcloaqueroscof], con mi milky way [cofoscarcof] y con mi cuñadito [cofbyroncof], juntos y por separado hahaha.

Me he vuelto aún más irónica, sarcástica, vale madre. He aprendido que no hay que dejarle ver a la gente que te duelen algunas cosas, porque de ahí se agarran para darte en la madre. Aunque sean tu propia familia. Si era fría, ahora lo soy más. Si era directa, ahora soy peor.

Así es 2011, agárrate que ahi te voy, ¡Chinga!.

Sí bueno, sonará a fiesta esto, y me dirán "Carajo, ¿qué no se supone que reprobaste semestre? No deberías estar así" Pues sí, están en lo cierto, reprobé semestre y aún debo 5 materias, y ¿Saben qué? Me vale, en estos momentos las estoy pasando y este año no tienen idea de lo mucho que me está ayudando. Igual y no estaré aprendiendo, académicamente hablando, pero estoy en la mejor escuela, la vida misma. Dándome mis buenos madrazos y demás, o sea... ¿Qué les cuento? Ya sé barrer, trapear y tender mi cama. Sonará impresionante, pero a mis 19 años, no tenía ni idea de lo que era eso. Ahora, orgullosamente puedo decir que ya lo sé hacer y bien.

He practicado más en mi sazón, de vez en cuando cocino en mi casa para todos.

A chingadazos he aprendido a pensar antes de hablar, cualidad de la cual carecía.

Año de muchos trancazos, aprendizaje, besos, peleas, conciertos, deudas... ¡Infinidad de cosas! Y ya se va el cabrón, se escapa, se va al baúl de los recuerdos como cada año, desde hace 19, estos 12 meses escapan. Y vuelven a nacer.

Pero, creo que ya me expandí demasiado, a fin de cuentas, nadie lee esto.

Me les voy.

. K .

Abuelo.

Mañana, 28 de diciembre, sería el cumpleaños de mi abuelo. Cumpliría 88 años. Mi héroe. Mi todo. Ya no está aquí, pero en algún lugar me ve, y quiero que sepa, que lo amo y que hay muchas cosas de las que me arrepiento... Pero por algo sucedieron así.

¡Te Amo Abuelo!
So, what should I do?

Music for Love.

Star on Star.

Empty Subway.


Foto del metro de la Ciudad de México, Línea 2.

Necroholocaust/Deiphago [Split] - Gods of Holocaust


CD limitado a 1000 copias numeradas a mano.

País: Canada / Filipinas

Año: 2008

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Baphovomit - Defecating Upon the Holy Trinity [Demo]


Cinta limitada a 200 copias.

País: Finlandia

Género: Black/Death Metal

Año: 2009

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Grotesque - Incantation [EP]


País: Suecia

Año: 1990

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Jaquemate.

Je t'aime.


Esta foto está dedicada a mi Milky Way

Arizona Lover.

Algunos cambios.

Hoy, habrá un cambio en mi blog. Así es, últimamente he estado tomando muchas fotografías, así que, ahora se chutarán mis fotos, además de mis mariguanescos escritos.

Por cierto, pronto volveré a subir material.

.. Kittie Von G ..

Cambio de juego.


La puerta se abrió y entró al bar. Yo estaba sentada en un rincón, sola tomando una copa de mi bebida favorita, pensando en el siguiente movimiento que haría en un juego de ajedrez que jugaba contra mí misma.

¿Extraño? Un poco. Pero así me doy cuenta de como soy al atacar y defender.
No hago distinción entre las negras y las blancas, sólo ataco y defiendo.

Pero, regresando al punto, logró que dejara de ponerle atención a mi juego.
Inmediatamente, hubo algo en su persona que me impresionó.
No sé si fue su cabellera; larga, lacia y negra como el ébano.
O si fue su altura, 1.80 como mínimo. O puede ser que sus ojos de un color café intenso y una mirada penetrante y misteriosa causaran en mí una sensación que jamás había sentido.

Una mezcla de euforia, nerviosismo, alegría, tranquilidad, tristeza... No lo sé describir, todo se juntó en mi estómago y provocó que se hiciera pequeño.

Aún así, sin prestar más atención, volví la mirada hacia mi pequeño tablero. Claro, sentía una mirada clavada en mi nuca.

Estaba enfocada en mi siguiente movimiento, que ya era para terminar con las piezas blancas, quienes en esta ocasión, fueron las derrotadas... Sin embargo, no hallaba el modo.

En ese momento, escuché pasos acercarse a la mesa... Y en menos de 5 segundos le dio jaquemate al rey blanco... Y en menos de otros 5, había desaparecido.

Estupefacta, no dejaba de admirar el tablero. El extraño de mirada penetrante le había dado fin a mi juego de una manera dramática, cortante e inesperada; como un verdadero maestro.

Apuré mi trago y regresé a mi casa. En toda la noche no pude dejar de pensar en aquel misterioso hombre.
Al día siguiente, volví al bar, a la misma mesa, a la misma hora, contando con encontrarme a aquel sujeto que, literalmente, me había robado el sueño.

Pero esta vez, hubo una diferencia; sobre mi mesa, había un rey negro y una ficha de dominó. Lo que significaba, que era hora de un cambio de juego... ¿Con él?



... Y después de todo, siempre tengo un Milky Way que me saca una sonrisa.

¿Por qué odio la navidad?

*Adornos.
*Árbol.
*Luces.
*Olores.
*Comida.
*Nacimiento.
*Cena.
*Familia.
*Regalos.
*Familia.
*Subir de peso.
*Consumismo.
*Hipocresía.
*Gastos.
*Romeritos.
*Bacalao.
*Coronas.
*Brindis.
*Desveladas.
*Arreglos.
*Desarreglos.
*Escombrar.
*Más hipocresía.
*Más consumismo...


Sí, así es. Soy Grinch por excelencia, con la única diferencia que yo no pretendo cambiar mi sentir hacia la navidad. La detesto. Y la época decembrina igual, sólo se salva mi cumpleaños, y, ¡Oh! Ironía; es navidad.

Exacto. Soy del 24 de diciembre. ¿Y saben? Es nefasto. ¿Por qué? Pues porque nadie se acuerda porque todo mundo anda más ocupado con la navidad.

No entiendo como es posible que la gente todo el año puede hablar mal de la tía chucha, del tío abel, de la prima maría... y ese día todos se aman, se quieren, se abrazan y hasta regalos se dan. ¡Es una completa pérdida de tiempo, energía, dinero y quién sabe que tantas cosas más!

Podrán darse cuenta, realmente, la detesto.

En fin, no quiero enseñarles ni nada por el estilo... Sólo quería plasmar en algún lado por qué odio la navidad.

Yo.

Yo no soy de las que analizan, mucho menos de las que piensan. Sólo disfruto, así por el hecho de hacer, de descubrir, de disfrutar. Así tal cual, así perfecto. Total.

Yo no soy de las que comen. Y no me refiero al hecho de ingerir alimentos; me refiero a comer, a observar, a escuchar, a sentir. Yo no como, yo devoro. Así, con gula, así con deseo. Perfecto. Total.

Yo no soy de las que ríen, yo sólo sonrío. Así es, soy de las que mueven cientos de músculos faciales para dejar que un relámpago rompa la tranquilidad de la tormenta de mi rostro. Así, completo. Así, sin más.

Yo no soy de las que hablan. Sí, hablar; mover tu lengua, poner a trabajar a tus cuerdas vocales para producir sonidos, palabras, frases, enunciados. No, yo no hablo; yo creo conversaciones. Así, tal cual. Así, normal.

Yo no soy de las que corren. Yo camino; pasos completamente regulares, mismo tamaño, misma cadencia. Pasos determinados por la lejanía de la puerta a tocar. Así, en seco. Así, fantasmal.

Yo no soy de las que lloran. Yo soy de las que drenan su alma por los ojos. Soy de las que a diario hace limpieza dentro de sí. Así, regular. Así, sepulcral.

Yo no soy de las que escribe. Yo derrito; desvanezco el hielo y nieve en los más gélidos inviernos. Plasmo estaciones, sensaciones, sentimientos. Así perfecto. Así total.

Yo, yo sí soy de las que plasman riendo, corren llorando, comen analizando, escriben hablando. Yo, yo sí soy imperfecta, irregular e incompleta. Yo sí soy de las que juegan en los colores, ríen con las texturas y se empapan de literatura.

Yo soy de las perdidas en el tiempo, de las ahogadas en silencio.

Sleeping with Ghosts - Placebo

The sea's evaporating
Though it comes as no surprise
These clouds we're seeing
They're explosions in the sky
It seems it's written
But we can't read between the line

Hush
It's okay
Dry your eye
Dry your eye
Soulmate dry your eye
Dry your eye
Soulmate dry your eye
Cause soulmates never die

This one world vision
Turns us in to compromise
What good's religion
When it's each other we despise
Damn the government
Damn their killing
Damn their lies

Hush
It's okay
Dry your eyes
Dry your eyes
Soulmate dry your eyes
Dry your eyes
Soulmate dry your eyes
Cause soulmates never die

Soulmates never die
Never die
Soulmates never die
Never die...
Soulmates never die
Soulmates never die
Soulmates never die
Soulmates never die

Ayer, tuve un sueño.

Ayer, tuve un sueño.

Las melodías callaban, el silencio susurraba. Mis ojos reían y mis labios observaban. El hielo abrasaba y el fuego helaba.

¿Qué pasó?

No lo sé, simplemente, un momento.

Allá, donde las horas no dan los relojes, donde los soles se extinguen y las lunas renacen, allí estoy yo; parada sobre el espejo de mi realidad, entendiendo las notas de mi frialdad. En aquel desierto habitado de risas, gritos, lágrimas y sueños, me he perdido. No encuentro la salida a este laberinto sin fondo, al pozo sin salida.

Mis piernas no alcanzan las nubes, y mis manos, por más que intentan, sólo tienen tonos violáceos, no azules.

Y viene a mi memoria, ese minuto, ese momento, ese pasado. ¿Todo es producto de mi realidad, o fragmentos de mi imaginación?

Y aquí, en el asteroide donde vivo, puedo observar completamente las galaxias y estrellas, como bailan al ritmo del azul.

¿Se puede bailar un color? ¡Claro! Si puedes tocar un sentimiento, desvanecer una ilusión, crear una realidad, y desbaratar tu propia ficción, ¿Por qué no relatar un poco de pasión?

Y el columpio, ese columpio... Me observa, quieto, impasible desde su lugar en el parque, aquel parque donde el pasto es azul y el cielo es verde, las flores gigantescas y los árboles diminutos, aquel parque que es mi hogar.

Ayer tuve un sueño. Soñé que el tiempo se detenía, que los relojes daban marcha atrás. Que el Sol anunciaba la noche, y la Luna el día. Que el hielo me quemaba, que el fuego me congelaba. Ayer, soñé que pasabas conmigo un momento, que detenías el cielo, que bailabas el azul, que pintabas mis tonos violáceos, que derretías desiertos.

Ayer, tuve un sueño, que me posaba sobre mi realidad.

Epitafio.

... Y mientras él caía en el abismo del laberinto sin solución, volteó y le dijo - ¿Lo ves? Te dije que haría algo que te lastimaría de por vida, y que jamás olvidarías - En ese momento, exhaló su última nota de vida.

Nada.

...Y de repente, la nada.

Una lágrima traviesa surcó mi mejilla y se perdió en lo profundo de mi cuello, desvaneciéndose entre mis cabellos.

Absorta en los túneles interminables de mi pensamiento, me hallaba perdida en el universo paralelo s éste que es mi mente, tratando de averiguar qué es lo que hacía con mi triste existencia en ese segundo, en ese minuto, en ese lugar...

Escuchaba el tic-tac del reloj que estaba a mi derecha, sonido eterno que nos indica que nuestra estancia aquí no es permanente, que nos indica que, algún día, dejaremos de ser lo que somos para convertirnos en aquello que no somos.

Observaba, a través de la ventana, el continuo pasar de los automóviles, el pitar del claxon de éstos, el chirriar de las llantas al momento que frenaban de una manera brusca...

Así mismo, escuchaba el repicar de las gotas de lluvia contra el cristal, y observaba como el vaho que emanaba de mi boca, al chocar con la ventana, formaba una delgada capa que me invitaba a hacer pequeños trazos, tal vez sin sentido, en ella...

Sentí como el frío caló hasta mis huesos, y temblé ligeramente, resolví ir por una chamarra, cobija, suéter, o lo primero que me encontrase, para cubrirme de ese frío enfermizo que invadía la habitación y mi cuerpo. Lentamente, me puse de pie y me dirigí al guardarropa, sólo para descubrir que estaba completamente vacío, no había una sola prenda dentro de él...

Un poco consternada, y asombrada, por este hallazgo, me dirigí al armario de la otra habitación para tomar una cobija, cuando llegué por ella, va siendo mi sorpresa que también estaba vacío.

Ni modo - pensé yo- soportaré el frío. Sin embargo, ambos descubrimientos habían dejado en mí una clara sensación de desasosiego.

Para calmar mis nervios, decidí ir por un cigarrillo, caminé lentamente hacia mi habitación y me dirigí directamente a la mesa de noche, que se encuentra al lado de mi cama, para tomar la cajetilla y poder fumarme aquel objeto que calmaba mis nervios.

Lo tomé, lo encendí y me dirigí a la ventana, la abrí y me recargué en el alféizar, y sentía como la brisa de la recién detenida lluvia, en conjunto con el viento gélido que soplaba, refrescaba mi cara, al mismo tiempo que la helaba.

Instantáneamente, me llevé el cigarrillo a los labios, y le di la primer inhalada, sin sentir algo, y sin tomarle sabor...

¡Qué raro! - me dije a mi misma - Sin embargo, continué fumando sin sentir cosa alguna...

Habiendo terminado de fumar, mis nervios, en lugar de haber disminuido, habían incrementado...

Resuelta a quitarme de encima esa incómoda sensación, decidí caminar por la casa, a ver si, de este modo, calmaba mi creciente ansiedad.

Cerré la ventana, y salí de mi habitación, descubriendo que reinaba un sopor en toda la casa, difícil de describir y soportar, además del silencio muerto que impregnaba cada rincón de la casa, parecía como si la eternidad estuviese guardada dentro de mi casa, cual bomba a punto de explosión.

Me dirigí a la cocina, vacía.
La sala, vacía.
El comedor, vacío.
Las habitaciones, vacías.

¿Dónde están todos? - pensé - Tal vez, me quedé dormida y salieron sin avisar, como es su costumbre - me respondí.

Continué caminando, hasta llegar a la puerta que daba al patio trasero...Salí al patio y noté como la hierba estaba demasiado crecida...

Me quedé parada un momento en medio del patio y volteé mi cara hacia el cielo, descubriéndolo de un color grisáceo y plagado de nubes...

Al bajar mi mirada, volteé hacia la izquierda, descubriendo un curioso objeto que llamó mi atención en la esquina, cubierto de hierba, casi por completo.

Me dirigí a ese lugar y le quité de encima la hierba, arrancándola y lo que descubrí, me dejó petrificada por completo...

Aquí yace...

Comprendí todo y las imágenes y recuerdos volvieron a mí cual cubetada de agua helada...

La cuerda, las escaleras, mi cuello...

El grito de mi madre, las lágrimas de mi padre...Como consecuencia, el autismo de mi hermana...

La mudanza, el dejar atrás recuerdos...

El eterno dolor, y la creciente desesperación...

Huellas imborrables, perdurables para toda una eternidad...

Una lágrima traviesa surcó mi mejilla y se perdió en lo profundo de mi cuello, desvaneciéndose entre mis cabellos.

...Y de repente, la nada.

Pequeña.

-¿En dónde estoy?
Fue la primera pregunta que me vino a la cabeza cuando me desperté. No reconocía el lugar, todo para mí era tan extraño.
Estaba en una casa desconocida, había un enorme sopor en la habitación en la que me encontraba.
Comencé a tratar de recordar que había hecho la noche pasada, todo en vano, no lograba recordarlo, estaba totalmente en blanco.
Me puse algo nerviosa, no he de negarlo, sin embargo me resolví a investigar que había pasado, que había hecho, y porqué estaba en donde estaba y sola, que era lo que más me sorprendía de la situación.
Comencé a examinar mi cuerpo en busca de moretones o alguna señal de violencia que hubiese recaído sobre mi cuerpo, nada, no encontré nada.
También pude observar que estaba completamente vestida, sólo que, me sentía extrañamente ligera, pensé que sería efecto de drogas, ya que yo era adicta a ellas, así que no me extrañó. Sin embargo, algo me dijo que no era ningún tipo de droga el que había causado esa rara sensación.
Observé la habitación, era algo pequeña, casi sin muebles, sólo una cama en un rincón y un escritorio al lado de ésta.
Había una ventana con pesadas cortinas, las cuales, apenas y dejaban entrar la luz. Me acerqué a la ventana y abrí la cortina, no había mucha luz fuera.
-Que raro, pensé.
En ese instante perdí noción de tiempo, no sabía qué hora era, no sabía si apenas iba amaneciendo, o ya estaba anocheciendo.
En un acto de inercia, alcé mi mano izquierda para tratar de ver mi reloj, para mi sorpresa, no lo llevaba.
El que no estuviera mi reloj no me dio buena espina, no sabía qué hacer, ni que pensar, ni cómo reaccionar, me estaba asustando demasiado.
Fue cuando me percaté que un extraño olor inundaba la habitación, intenté abrir la ventana, pero estaba atascada.
Eso me nervió más de lo que ya estaba, comenzaba a desesperarme.
Me acerqué a la cama, sólo tenía una colcha, nada de sábanas ni cobijas, mucho menos de almohadas.
Me di cuenta que el colchón ya era viejo y que la base de la cama, que era de fierro, estaba muy oxidada, además de que presentaba signos de desgaste.
Volteé hacia el escritorio, era color madera, de un estilo un poco antiguo, sin embargo, me llamó la atención que estaba en mejores condiciones que la cama siendo que, el escritorio parecía tener más años de antigüedad.
Hurgué un poco en él, unos cuantos libros roídos y faltantes de páginas, hojas ennegrecidas por el polvo y corroídas por el tiempo.
Abrí uno de los cajones, estaba vacío.
Cuando iba a abrir el otro cajón, mi mirada recorrió el escritorio y se encontró con una mancha rojiza, que parecía pintura, se veía que la mancha era relativamente nueva, comparado con todo lo que había en la habitación.
La toqué y me di cuenta que estaba fresca, olí mi dedo para ver que era ya que pensaba que era pintura y quería comprobar que lo fuera. Sin embargo, resultó que no era pintura, sino que parecía más bien sangre.
Me sobresalté cuando la idea de que fuera sangre cruzó mi cabeza, y di dos pasos hacia atrás. Atribuyéndole ese momento a mi mente atribulada por el encierro y el nerviosismo que estaba viviendo.
Me acerqué a la puerta y la abrí.
Cuando salí de la habitación tuve que contener un poco la respiración ya que había un hedor insoportable en la casa.
Se sentía una atmósfera un poco desagradable, mi conciencia, la poca que me quedaba, me decía que había algo que no estaba bien, sin embargo, no le hice caso y la ignoré.
Todo se veía tan empolvado, como si nadie viviese ahí, o como si la casa estuviese abandonada.
Se me hizo raro que no había señales de movimiento, además de que no había encontrado a alguien, todavía.
Tampoco se veían señales de que hubiera habido algún tipo de reunión, o algo por el estilo.
Eso me perturbó y pensé que estaba soñando, e incluso pensé que ya me había vuelto loca.
Yo ya no sabía qué hacer, un miedo irracional me paralizó, no me podía mover, quería gritar y correr, sin embargo no podía.
Volteé hacia la pared izquierda y vi algo que no me agradó, manchas de ¿pintura roja?...
Me acerqué y descubrí que no eran manchas de pintura, sino de sangre.
Se me heló el corazón...
Algo me dijo que me dirigiera a la cocina, así lo hice.
Lo que mis ojos vieron fue un espectáculo macabro...
5 cuerpos sin vida, tendidos en el suelo, decapitados todos, sin entrañas...se las habían quitado.
Quise gritar y no pude, de mi garganta no salió sonido alguno.
Oí que algo se movió a mi derecha, volteé en el instante y, oculta entre las sombras se encontraba una persona pequeña, que estaba agazapada sobre lo que parecía, un cuerpo ya sin vida.
Un impulso me obligó a acercarme, la personita le tapaba la cabeza al cuerpo, parecía que no me escuchaba...
Cuando estuve lo suficientemente cerca descubrí una escena perturbante y mórbida...
Comprendí todo en ese instante...
Era mi casa...
Los cuerpos tirados en la cocina eran mis familiares...
Ese último cadáver era yo...
Y la persona que devoraba mis entrañas, era mi hermana...

Recuerdos Perdidos.

Vagando en los más obscuros rincones de mi mente, viene a mí ese recuerdo, aquel recuerdo que durante mucho tiempo traté de olvidar y de ocultar, pero siempre en vano, jamás lo logré sacar de mi mente y, tan no lo logré, que aquí estoy, evocando aquel día...


Recuerdo perfectamente, yo estaba parada en la acera, temblando de nervios. Iba con una falda negra, las botas, mis cadenas y una playera lisa, además de que cargaba mi mochila.
En un instante, en el cual mi mirada se desvió hacia la izquierda, te vi...vi que te acercabas a mi con una sonrisa en los labios.


Te paraste junto a mí y susurraste en mi oído un tierno "hola...", cuando lo hiciste un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Después te acercaste a mi boca y me besaste, de esa manera que me vuelve loca.


Me tomaste de la mano y comenzamos a caminar, yo iba embelesada, simplemente pensaba en lo afortunada que era al tenerte a mi lado, simplemente caminábamos y caminábamos... ¿a dónde vamos?...esa pregunta cruzó mi mente, sin embargo, no supe que responderme, yo sólo te seguía...


Seguíamos caminando, mientras lo hacíamos, ninguno pronunció palabra alguna, yo simplemente pensaba en nada.
Cuando pasó aproximadamente una hora, me di cuenta cual era el destino que habías elegido, el bosque que circundaba nuestro pueblo.
Nos adentramos en él, yo ya iba un poco nerviosa, dado que jamás me había adentrado en él tanto...caminamos y caminamos, cada vez más había menos luz, dado que los árboles cada vez eran más y tapaban el paso de la escasa luz solar que había en ese momento.
Llegó un punto en el cual ya estaba prácticamente obscuro, te paraste en seco, yo me sobresalté.


Te acercaste a mi y comenzaste a besarme, era un beso tierno, que se fue tornando salvaje, comenzaste a tirar de mi cabello, a acariciarme por todo el cuerpo...me sentí humedecer....
Me tiraste al suelo y comenzaste a arrancar la ropa que cubría mi cuerpo...yo hice lo mismo.
Me sentí humedecer aún más, estaba excitada en sobremanera...


Te adentraste en mí, te hundiste tan profundo que un grito de placer desgarró el silencio sepulcral del bosque...
De tu boca no salía sonido alguno, simplemente tu respiración estaba agitada, pero eso me excitaba...


Te hundías cada vez más rápido y profundo, yo clamaba porque no terminase jamás...
Besabas mi cuello, acariciabas mi espalda, apretabas mis senos...
Yo estaba a punto de llegar al clímax… al igual que tú...


En ese momento, todo calló...no se oyó nada más que el grito de placer de 2 seres desgarrar la noche...
Te saliste de mí, te levantaste como si nada...comenzaste a vestirte...hice lo mismo, ¿tenía otra opción?...


En ese instante, en el cual vislumbré la cruda realidad decidí que no te dejaría le hicieras lo mismo a otras mujeres...
Me diste la espalda, busqué el tronco o rama más gruesa que encontré y golpée tu cabeza con toda la fuerza que pude, te desvaneciste al instante.
Caíste al suelo, y, te golpeaste la cabeza con una piedra -Qué suerte- pensé yo.
Te observé, te estudié...te veías tan hermoso ahí tirado en el suelo, con un hilillo de sangre surcando tu frente...


Abrí mi mochila, saqué la navaja que siempre cargaba conmigo, una navaja que me habían regalado en mi cumpleaños hacía 1 año. Te acaricié con ella, y corté tu garganta, exactamente en el lugar donde se encuentra la yugular, la sangre emanó a borbotones...
Después, hice sendos cortes en tu pecho y abdomen, dejando todo a la vista, tus vísceras...en un momento de locura tomé parte de tus intestinos y me los comí, así siempre seríamos uno...


Seguí cortando tu bello cuerpo, tu cara...te desfiguré totalmente, y te dejé ahí, tirado, sin vida y yo, me alejé...rumbo a mi casa.
Llegué a mi hogar y me metí a bañar, salí, me vestí y, como cada viernes en la noche, me salí a beber.


Transcurrieron 4 meses, y la curiosidad por saber que había sido de tí me poseyó, así que, un día fui a la parte del bosque en donde te había dejado. Cuando llegué me llevé una grata sorpresa, tu cuerpo había desaparecido, sin embargo...ahí quedaban algunos huesos....
Los vi, los fotografíe...


Tomé uno de los huesos más largos que encontré, me imagino era el fémur.
Lo llevé a casa, lo lavé, ya que estaba lleno de tierra, pasto y hojarasca.
Me metí a mi cuarto y de recordar lo que te había hecho me excité, comencé a tocarme...
Y terminé con tu hueso penetrándome...
En fin, después de eso, lo enmarqué y lo tengo sobre mi cama, así… siempre estarás conmigo y con nadie más.

Realidades.

Simplemente miré a través de la ventana empañada a causa del vaho, causado por el frío que hacía, sin importar que estaba dentro de mi casa.
Escuchaba repiquetear las gotas de lluvia, y eso me ponía a pensar, me ponía a divagar...
Observaba el cielo plagado de bellas nubes que cubrían todo, y hasta el horizonte...
Y ahí estaba yo, perdiéndome en el cielo, y ahogándome dentro de mí misma.
Todo me daba vueltas, no sabía que sucedería, que sucedía en ese momento, y que me había sucedido.
Necesitaba remediar unas situaciones que había ocasionado yo sola, que yo misma había sido la responsable, sin embargo, hasta ese momento me di cuenta, pues cuando las había causado, había negado mi responsabilidad.
Fantasmas del pasado volaban hacia mí, atormentándome y haciendo brotar amargas lágrimas color carmesí.
Y, una vez más, lograron hacerme sentir mal, sentirme la persona más vulnerable de este mundo sin nadie que me protegiera, sin nadie que me dijera: "Aquí estoy..."
Y, un impulso nació de mí, me levanté del suelo y me dirigí al librero, tomé la navaja y comencé a lacerarme una vez más, había reincidido.
En ese momento, no me di cuenta de lo que estaba haciendo, simplemente pasó, y fue tan rápido que en menos de 3 minutos ya tenía más de 20 cortes en el brazo izquierdo.
La sangre comenzó a brotar, no a borbotones, puesto que las heridas eran un poco superficiales, sin embargo, las gotas de sangre corrían consistentemente.
Los recuerdos seguían llegando, antiguas culpas y remordimientos renacieron...las lágrimas seguían brotando sin cesar.
Al ver que había reincidido en algo que ya había superado hacía tiempo, hizo que me enojara conmigo misma, y lacerara, aún más, mi cuerpo.
Ya no sólo el brazo, también la espalda, las piernas, reabrí heridas que ya habían cerrado, las abrí y quedaron aún más profundas.
Pensé, "Ahógate en ti misma, lo necesitas..."
Así es, necesitaba ahogarme en mí misma, una vez más, sentir lo que es estar a punto de tocar el abismo más profundo de mis sentimientos, experimentar lo que es quedarme, de nuevo, en ese vacío infernal que día a día me carcomía...Sin embargo, en ese momento, dejé que me poseyera totalmente.
Mientras yo pensaba todo esto, la navaja seguía causando estragos en mi piel, pero, los estragos más grandes los estaban causando los fantasmas de mi pasado, que yo creía habían desaparecido, pero no, me había equivocado, ahí estaban y más corpóreos que nunca.
En ese momento, todo me importó nada, sólo era yo y el mar infinito que me arropaba con sus olas y me ahogaba en él, suavemente, para que yo no me asustara y tratase de escapar, lo hizo suave, tiernamente...
Hasta que, de un último abrazo, me terminó de hundir en él...
Malditas voces, no me dejaban en paz, seguían ahí...Jamás se habían ido, simplemente, las evitaba...
Pero ahí estaban, y, en ese momento, todas renacieron y me gritaron todas al unísono:
"¡Eres nada!"
Por fin, la verdad se había asomado...
Todo era tan, insignificante en ese momento...
Nada, significaba algo...
Y, como todo el tiempo, volvía a mi esa frase que tanto martilleaba en mí:
" Siempre es Nunca, y, Nunca es Siempre..."
¿Siempre? ¿Nunca?
Se terminan fundiendo en una....
Siempre, esas dos palabras martilleaban dentro de mí, nunca las podía olvidar.
Y, en ese instante, en un grito de dolor, volví a perderme dentro de mí...
Volví a sentarme junto a la ventana, a escuchar tan cerca de mi oído el repiqueteo de las gotas de lluvia...
A seguir empañando el cristal...
A seguir sumida en un mar de sentimientos que duraría para siempre, que nunca se iría...