Es impresionante la manera en la que a veces escribo compulsivamente.
A veces pasan días sin que escriba ni un hola aquí, pero llegan momentos en los que puedo escribir hasta 3 entradas o más de un jalón. Bueno sí, no son las entradas más largas que pueda haber aquí, pero... Son las más sinceras, puesto que son las que escribo en el momento en el que me llegan, así, instantáneas. Son las que dejan ver más que tipo de persona soy.
Sincera. Berrinchuda. Pesimista, algunas veces. Pensativa. Infantil. Son algunas de mis cualidades, virtudes, caracteristicas y defectos.
Soy todo un cocktail de sabores, olores, texturas, visiones. Simplemente, soy yo. Y si usted, mi querido lector, no está de acuerdo con eso, pues que pena, porque ése es su problema.
Me podrá usted decir hasta de lo que me voy a morir, pero... ¿Usted es lo suficientemente necio que si le dicen que no conduzca ebrio hacia el barranco porque se caerá, lo hace? Yo sí. Hasta que no caiga al vacío, aprendería.
Obviamente, ése es un ejemplo, un tanto burdo. Desgracidamente, así soy. Si no es con madrazos y a la mala, no hago caso, no aprendo. ¿Y sabe qué? Es doloroso. Cuesta muchas lágrimas. Aunque, creo que es del aprendizaje más significativo el que arde en carne viva y propia.
Debo de ir a dejar mis compulsiones en algún lado.
Estrategias.
Cuando veo mi vida sentada en la banca, observo como ninguna de las estrategias de juego planeadas han sido llevadas a cabo. Frustrante. ¿Cambio de estrategia, de objetivo o de táctica?
Biblioteca Mental.
Algunas veces me es bastante difícil ordenar mis ideas, mantenerlas limpias y claras. No sé por qué últimamente mi mente me ha estado jugando bromas pesadas. Digo, sé que tengo algo mal ahí, probablemente un cable cruzado o mal conectado o en su caso, desconectado; pero, estos días ha estado peor que de costumbre todo este asunto.
Yo solía ser una persona que gustaba de tener mil y un redes sociales, empezando por Facebook, Twitter, MySpace, MetroFlog, FormSpring, Last.fm y Blogger. ¡Ah sí! Y mi canal de YouTube. Pero, llegó un momento en mi vida, que fueron desapareciendo. Y de los ocho perritos... Ahora sólo quedan dos. Y, francamente, he estado pensando en borrar el Last.fm. Ayer, me dijeron que soy mamona, mamona del tipo "me aburro de la gente y de las cosas muy fácil" y hoy lo he estado cavilando, dado el hecho de que mi sacrosanta madre no me dejó salir, y llegué al punto en el que lo acepto, plenamente. Entonces, la verdad, es que me da hueva ya tener todo ese tipo de madres...Ya me harté. Es estresante mantener una red social activa, más cuando la mayor parte de tu tiempo, o estás ensayando, o estás leyendo, o lo que-chingada-madre-estés-haciendo.
Estamos de acuerdo en que Last.Fm no es una red social en sí, sino un perfil musical, aún así, me da flojera. Más aún después de que borré el que ya tenia desde hace un año... El de ahorita, es "fresh meat" y pues... no sé si continuar con él o no.
Además, realmente la lap sólo la prendo por escuchar música, ya ni por el msn. Se me hace realmente estúpido y de flojera, que si puedes ver a alguien, le hables ahí, ¿Por qué no mejor hablarle por teléfono y quedar con el/ella para salir? Es mil veces mejor.
Pero bueno, como yo ya me perdí en la entrada y no sé ni como vaya a terminar este asunto... Mejor me despido.
Probable, termine incendiando mi propia biblioteca mental. Oh sí, ya me ví.
Yo solía ser una persona que gustaba de tener mil y un redes sociales, empezando por Facebook, Twitter, MySpace, MetroFlog, FormSpring, Last.fm y Blogger. ¡Ah sí! Y mi canal de YouTube. Pero, llegó un momento en mi vida, que fueron desapareciendo. Y de los ocho perritos... Ahora sólo quedan dos. Y, francamente, he estado pensando en borrar el Last.fm. Ayer, me dijeron que soy mamona, mamona del tipo "me aburro de la gente y de las cosas muy fácil" y hoy lo he estado cavilando, dado el hecho de que mi sacrosanta madre no me dejó salir, y llegué al punto en el que lo acepto, plenamente. Entonces, la verdad, es que me da hueva ya tener todo ese tipo de madres...Ya me harté. Es estresante mantener una red social activa, más cuando la mayor parte de tu tiempo, o estás ensayando, o estás leyendo, o lo que-chingada-madre-estés-haciendo.
Estamos de acuerdo en que Last.Fm no es una red social en sí, sino un perfil musical, aún así, me da flojera. Más aún después de que borré el que ya tenia desde hace un año... El de ahorita, es "fresh meat" y pues... no sé si continuar con él o no.
Además, realmente la lap sólo la prendo por escuchar música, ya ni por el msn. Se me hace realmente estúpido y de flojera, que si puedes ver a alguien, le hables ahí, ¿Por qué no mejor hablarle por teléfono y quedar con el/ella para salir? Es mil veces mejor.
Pero bueno, como yo ya me perdí en la entrada y no sé ni como vaya a terminar este asunto... Mejor me despido.
Probable, termine incendiando mi propia biblioteca mental. Oh sí, ya me ví.
Otra más.
Perfecto. Una más a la lista del "Delete".
Bye YouTube. Acabo de borrar mi cuenta de ahí. No pregunten por qué. Sólo lo hice, ¿Ok?.
Respecto a Melissa, pronto subiré la tercera parte.
.K.
Bye YouTube. Acabo de borrar mi cuenta de ahí. No pregunten por qué. Sólo lo hice, ¿Ok?.
Respecto a Melissa, pronto subiré la tercera parte.
.K.
Melissa
Parada frente al espejo, se mira y decide que está lista para irse. ¿A dónde? Ni siquiera ella lo sabe, sólo quiere perderse en su cabeza mientras camina en el bosque que colinda con el lugar en donde vive.
Es alta, complexión media, tez apiñonada, cabello largo negro ondulado y unos ojos de color café almendra.
Toma su bolso y sale de su casa. Camina lento, como perdida en el espacio sin noción de tiempo y después de un largo (¿O corto?) rato llega al bosque, se adentra en él y comienza a vagar en la selva de su cabeza, llena de acertijos y laberintos sin solución que poco a poco han ido mermando su lucidez. Un pensamiento obsesivo ha estado acechándola durante los últimos...¿Días, meses, años? No sabe a ciencia cierta. Terminar. Terminar. Terminar.
Durante unos instantes cae en un abismo de su mente, y cuando logra salir, ya ha obscurecido. Rápido, se levanta del tronco donde se hallaba sentada y apura el paso para llegar a su casa y descansar. A fin de cuentas, ha sido un día pesado.
Llegando a su casa, se encierra en su recámara y se tira en su cama, inmediatamente cae profundamente dormida y comienza a soñar.
-¡Ten cuidado por favor!
-Sí Roberto, no te preocupes. No me pasará nada.
-¿Me lo prometes? Sabes que no sé que haría sin ti.
-Calma mi amor, no tienes nada de qué angustiarte. Sólo tomaré prestado el coche de mis padres un rato...
Y el timbre de su celular sonó, sacándola de manera repentina, de su sueño. Y, fugazmente, su sueño se esfumó de su cabeza, privándola así, de poder analizarlo en busca de coherencia.
Sin embargo, su subconciente luchaba y preguntábase ¿Quién es Roberto?.
-¿Bueno...?
Una voz masculina contestóle.
-¿Melissa?
-S..s...sí, ¿Quién es?
Tartamudeaba, había algo en esa voz que no terminaba de agradarle. ¿O sería parte de su paranoia? Aunque, extrañamente, le parecía un tanto conocida. No le prestó atención a su cabeza, al fin y al cabo, estaba acostumbrada a hacerlo puesto que, continuamente, le ponía trampas.
-No me conoces. Yo a ti sí, perfectamente. No preguntes cómo, no preguntes dónde. Sólo escúchame. ¿Entendiste? Presta perfecta atención a lo que te diré a continuación, pues muchas cosas están en peligro.
A la mañana siguiente, Melissa despertó en el suelo de su habitación, rodeada de botellas de tequila y 2 cajetillas de cigarros. No había rastro ni del alcohol, ni del tabaco. ¿Qué había sucedido? No hallaba la respuesta. Mientras cavaba en los rincones más recónditos de su cabeza, su madre abrió la puerta de su recámara, haciendo caso omiso al desastre del suelo, como si no lo viera, y le dijo - ¿Irás o no a la escuela?- A lo que Melissa le contestó que no, que se sentía mal. Su madre, sin un dejo de molestia, azotó la puerta y bajó las escaleras, rumbo a la cocina.
Melissa vivía únicamente con su madre. Su padre, su hermana gemela y su hermano habían muerto trágicamente hacía 3 años en un accidente automovilístico, según su madre le había relatado, ya que ella no recordaba nada de antes del accidente ni nada después, hasta 6 meses antes de ese momento.
Su madre, señora respetable de 48 años, era exigente, fría y dura, pero, sin lugar a dudas, amaba a Melissa con todo su corazón y, puesto que era el único miembro de su familia que le quedaba, la protegía de todo y todos.
Toda esa mañana, Melissa se había quedado recostada en su cama, con la mirada fija en algún punto del techo. La cabeza le daba vueltas. Sólo tenía algo que hacer. ¿Pero qué?. Terminar. Terminar. Terminar.
Seis meses antes...
-¿En verdad lo crees, verdad?
En ese momento, Arturo no le contestó, se limitó a observar fijamente el pasto que rodeaba todo el lugar donde se hallaban.
Arturo era alto, delgado, musculoso moreno, cabello negro lacio, ojos de color marrón.
-No es que lo crea Mel, simplemente, escucho y observo lo que la evidencia nos puede narrar.
-Pero, tú sabes que yo no...
En ese momento, Mel, como cariñosamente le llamaba Arturo, salió de su ensimismamiento, y se dirigió al baño para ducharse.
Mientras se desvestía, notó que tenía unos moretones bastante feos en la espalda y unos rasguños, que más bien parecían heridas de navaja, con aspecto repugnante en el vientre.
De repente, se desmayó.
Es alta, complexión media, tez apiñonada, cabello largo negro ondulado y unos ojos de color café almendra.
Toma su bolso y sale de su casa. Camina lento, como perdida en el espacio sin noción de tiempo y después de un largo (¿O corto?) rato llega al bosque, se adentra en él y comienza a vagar en la selva de su cabeza, llena de acertijos y laberintos sin solución que poco a poco han ido mermando su lucidez. Un pensamiento obsesivo ha estado acechándola durante los últimos...¿Días, meses, años? No sabe a ciencia cierta. Terminar. Terminar. Terminar.
Durante unos instantes cae en un abismo de su mente, y cuando logra salir, ya ha obscurecido. Rápido, se levanta del tronco donde se hallaba sentada y apura el paso para llegar a su casa y descansar. A fin de cuentas, ha sido un día pesado.
Llegando a su casa, se encierra en su recámara y se tira en su cama, inmediatamente cae profundamente dormida y comienza a soñar.
-¡Ten cuidado por favor!
-Sí Roberto, no te preocupes. No me pasará nada.
-¿Me lo prometes? Sabes que no sé que haría sin ti.
-Calma mi amor, no tienes nada de qué angustiarte. Sólo tomaré prestado el coche de mis padres un rato...
Y el timbre de su celular sonó, sacándola de manera repentina, de su sueño. Y, fugazmente, su sueño se esfumó de su cabeza, privándola así, de poder analizarlo en busca de coherencia.
Sin embargo, su subconciente luchaba y preguntábase ¿Quién es Roberto?.
-¿Bueno...?
Una voz masculina contestóle.
-¿Melissa?
-S..s...sí, ¿Quién es?
Tartamudeaba, había algo en esa voz que no terminaba de agradarle. ¿O sería parte de su paranoia? Aunque, extrañamente, le parecía un tanto conocida. No le prestó atención a su cabeza, al fin y al cabo, estaba acostumbrada a hacerlo puesto que, continuamente, le ponía trampas.
-No me conoces. Yo a ti sí, perfectamente. No preguntes cómo, no preguntes dónde. Sólo escúchame. ¿Entendiste? Presta perfecta atención a lo que te diré a continuación, pues muchas cosas están en peligro.
A la mañana siguiente, Melissa despertó en el suelo de su habitación, rodeada de botellas de tequila y 2 cajetillas de cigarros. No había rastro ni del alcohol, ni del tabaco. ¿Qué había sucedido? No hallaba la respuesta. Mientras cavaba en los rincones más recónditos de su cabeza, su madre abrió la puerta de su recámara, haciendo caso omiso al desastre del suelo, como si no lo viera, y le dijo - ¿Irás o no a la escuela?- A lo que Melissa le contestó que no, que se sentía mal. Su madre, sin un dejo de molestia, azotó la puerta y bajó las escaleras, rumbo a la cocina.
Melissa vivía únicamente con su madre. Su padre, su hermana gemela y su hermano habían muerto trágicamente hacía 3 años en un accidente automovilístico, según su madre le había relatado, ya que ella no recordaba nada de antes del accidente ni nada después, hasta 6 meses antes de ese momento.
Su madre, señora respetable de 48 años, era exigente, fría y dura, pero, sin lugar a dudas, amaba a Melissa con todo su corazón y, puesto que era el único miembro de su familia que le quedaba, la protegía de todo y todos.
Toda esa mañana, Melissa se había quedado recostada en su cama, con la mirada fija en algún punto del techo. La cabeza le daba vueltas. Sólo tenía algo que hacer. ¿Pero qué?. Terminar. Terminar. Terminar.
Seis meses antes...
-¿En verdad lo crees, verdad?
En ese momento, Arturo no le contestó, se limitó a observar fijamente el pasto que rodeaba todo el lugar donde se hallaban.
Arturo era alto, delgado, musculoso moreno, cabello negro lacio, ojos de color marrón.
-No es que lo crea Mel, simplemente, escucho y observo lo que la evidencia nos puede narrar.
-Pero, tú sabes que yo no...
En ese momento, Mel, como cariñosamente le llamaba Arturo, salió de su ensimismamiento, y se dirigió al baño para ducharse.
Mientras se desvestía, notó que tenía unos moretones bastante feos en la espalda y unos rasguños, que más bien parecían heridas de navaja, con aspecto repugnante en el vientre.
De repente, se desmayó.
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