Some shit.

Lost Memories…
Vagando en los más obscuros rincones de mi mente, viene a mí ese recuerdo, aquel recuerdo que durante mucho tiempo traté de olvidar y de ocultar, pero siempre en vano, jamás lo logré sacar de mi mente y, tan no lo logré, que aquí estoy, evocando aquel día...

Recuerdo perfectamente, yo estaba parada en la acera, temblando de nervios. Iba con una falda negra, las botas, mis cadenas y una playera lisa, además de que cargaba mi mochila.
En un instante, en el cual mi mirada se desvió hacia la izquierda, te vi...vi que te acercabas a mi con una sonrisa en los labios.

Te paraste junto a mí y susurraste en mi oído un tierno "hola...", cuando lo hiciste un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Después te acercaste a mi boca y me besaste, de esa manera que me vuelve loca.

Me tomaste de la mano y comenzamos a caminar, yo iba embelesada, simplemente pensaba en lo afortunada que era al tenerte a mi lado, simplemente caminábamos y caminábamos... ¿a dónde vamos?...esa pregunta cruzó mi mente, sin embargo, no supe que responderme, yo sólo te seguía...

Seguíamos caminando, mientras lo hacíamos, ninguno pronunció palabra alguna, yo simplemente pensaba en nada.
Cuando pasó aproximadamente una hora, me di cuenta cual era el destino que habías elegido, el bosque que circundaba nuestro pueblo.
Nos adentramos en él, yo ya iba un poco nerviosa, dado que jamás me había adentrado en él tanto...caminamos y caminamos, cada vez más había menos luz, dado que los árboles cada vez eran más y tapaban el paso de la escasa luz solar que había en ese momento.
Llegó un punto en el cual ya estaba prácticamente obscuro, te paraste en seco, yo me sobresalté.

Te acercaste a mi y comenzaste a besarme, era un beso tierno, que se fue tornando salvaje, comenzaste a tirar de mi cabello, a acariciarme por todo el cuerpo...me sentí humedecer....
Me tiraste al suelo y comenzaste a arrancar la ropa que cubría mi cuerpo...yo hice lo mismo.
Me sentí humedecer aún más, estaba excitada en sobremanera...

Te adentraste en mí, te hundiste tan profundo que un grito de placer desgarró el silencio sepulcral del bosque...
De tu boca no salía sonido alguno, simplemente tu respiración estaba agitada, pero eso me excitaba...

Te hundías cada vez más rápido y profundo, yo clamaba porque no terminase jamás...
Besabas mi cuello, acariciabas mi espalda, apretabas mis senos...
Yo estaba a punto de llegar al clímax… al igual que tú...

En ese momento, todo calló...no se oyó nada más que el grito de placer de 2 seres desgarrar la noche...
Te saliste de mí, te levantaste como si nada...comenzaste a vestirte...hice lo mismo, ¿tenía otra opción?...

En ese instante, en el cual vislumbré la cruda realidad decidí que no te dejaría le hicieras lo mismo a otras mujeres...
Me diste la espalda, busqué el tronco o rama más gruesa que encontré y golpée tu cabeza con toda la fuerza que pude, te desvaneciste al instante.
Caíste al suelo, y, te golpeaste la cabeza con una piedra -Qué suerte- pensé yo.
Te observé, te estudié...te veías tan hermoso ahí tirado en el suelo, con un hilillo de sangre surcando tu frente...

Abrí mi mochila, saqué la navaja que siempre cargaba conmigo, una navaja que me habían regalado en mi cumpleaños hacía 1 año. Te acaricié con ella, y corté tu garganta, exactamente en el lugar donde se encuentra la yugular, la sangre emanó a borbotones...
Después, hice sendos cortes en tu pecho y abdomen, dejando todo a la vista, tus vísceras...en un momento de locura tomé parte de tus intestinos y me los comí, así siempre seríamos uno...

Seguí cortando tu bello cuerpo, tu cara...te desfiguré totalmente, y te dejé ahí, tirado, sin vida y yo, me alejé...rumbo a mi casa.
Llegué a mi hogar y me metí a bañar, salí, me vestí y, como cada viernes en la noche, me salí a beber.

Transcurrieron 4 meses, y la curiosidad por saber que había sido de tí me poseyó, así que, un día fui a la parte del bosque en donde te había dejado. Cuando llegué me llevé una grata sorpresa, tu cuerpo había desaparecido, sin embargo...ahí quedaban algunos huesos....
Los vi, los fotografíe...


Tomé uno de los huesos más largos que encontré, me imagino era el fémur.
Lo llevé a casa, lo lavé, ya que estaba lleno de tierra, pasto y hojarasca.
Me metí a mi cuarto y de recordar lo que te había hecho me excité, comencé a tocarme...
Y terminé con tu hueso penetrándome...
En fin, después de eso, lo enmarqué y lo tengo sobre mi cama, así… siempre estarás conmigo y con nadie más.